Marina Urrutikoetxea, responsable de Sarean
Marina Urritikoetxea: “Cuando entran los cupcakes a un lugar significa que algo está cambiando”
Que el barrio de Bilbao La Vieja está sufriendo un cambio es innegable. Después del plan del Ayuntamiento de 2005 de regenerar el barrio se vive una gentrificación. Las viviendas ya no pertenecen a la gente más humilde y trabajadora, los precios suben y el ambiente empieza a ser más elitista. En Sarean es un espacio cultural que funciona desde el año 2015 y que organiza actividades culturales focalizadas en el barrio. A través de ellas intentan, según dicen sus coordinadoras, mejorar la cohesión entre los vecinos del barrio y la convivencia. Marina Urrutikoetxea es la responsable del centro cultural, y ella mejor que nadie sabe qué está pasando.
Sarean convive puerta con puerta con la gentrificación que está sufriendo Bilbao La Vieja, ¿cómo lo estáis viviendo?
El tema de la gentrificación es muy complicado y en cada lugar tenemos una visión diferente. El proceso de gentrificación de este barrio se está dando de una forma distinta que en otro barrios como el madrileño Lavapiés. Aquí todavía no ha intervenido ningún inversor privado. Se está dando de forma muy pausada y en etapas muy distintas.
¿Crees que el Ayuntamiento tiene parte de responsabilidad de lo que está pasando?
Yo creo que se corresponde a diferentes razones, no se le puede achacar toda la culpa a un mismo factor. El Ayuntamiento en cierto modo si que maneja algunos de estos hilos, pero tampoco podemos culparlos completamente. No hay blancos ni negros. Nosotros somos un agente cultural y la cultura tiene un papel importante en todos los procesos de gentrificación. En todos los casos registrados como Madrid y Nueva York, lo primero que sucede es que los agentes que entran a un territorio, lo regeneran y atraen capital simbólico y económico son los culturales, y eso es lo que está sucediendo. Se trata de un territorio históricamente asociado a malos hábitos como la delincuencia o la prostitución, de forma muy estigmatizada. El tejido cultural también está jugando ese proceso.
¿La apertura de nuevos locales como Happy River de Marzana sería un ejemplo de esa gentrificación?
Claro, es algo clásico. Cuando entran las cupcakes en un lugar, significa que algo está cambiando. Está claro que ese tipo de negocios por una parte dan buen aspecto al barrio. Es positivo que haya gente y empresarios jóvenes que intentan dinamizar el comercio, pero algunos tienen más vínculos con el tejido del barrio y otros menos. Esto suele generar tensiones.
Se han dado casos de vecinos que han recibido panfletos publicitarios donde les ofrecen poner en venta su vivienda ¿Proponéis alguna solución a este problema?
Está claro que hay estrategias comerciales que rayan lo inmoral. Contra ello podemos hacer campañas informativas, para que la gente que quiera vender su casa lo pueda hacer en condiciones legítimas y que no sean engañados.
¿Están siendo testigos los vecinos de lo que está pasando?
Aquí las casas han estado cambiando de inquilinos continuamente. Son procesos naturales y vinculados a la realidad del barrio. El mercado de alquiler se está encareciendo de forma muy acentuada en los últimos años. Hay una burbuja inmobiliaria que daña muchísimo ese mercado, aunque eso no es algo específico de este barrio, es en general. De eso es de lo que hablan los vecinos.
¿La gentrificación está presente entre las preocupaciones de los vecinos?
No es algo que se puede apreciar a primera vista. Las personas se dan cuenta de que ya no pueden enfrentarse a un alquiler en el barrio, y que tienen que irse a otras zonas. El Ayuntamiento ha hecho un análisis de la inmigración en el barrio y ha disminuido. Eso ya habla de un proceso de gentrificación claro. Eso sí que se puede palpar en la calle. Solo personas con un buen empleo pueden alquilar una casa aquí hoy en día.
¿Creeis que el vecindario de Bilbao La Vieja habrá cambiado en unos años debido a la regeneración que está viviendo?
El proceso de gentrificación al uso comienza con una subida del precio de la vivienda. La captación de otros tipos de sectores comerciales es la siguiente fase. Esto permite que entre el capital empresario y pueda acumular viviendas. Creo que todavía no hemos entrado en esa fase. Es posible que lo hagamos en los próximos años. Aquí hay mucha resistencia. Se trata de crear conciencia crítica sobre estos asuntos. Desde diferentes agentes se están realizando eventos como charlas para ello. También se está empezando a vislumbrar una turistificación emergente, sobretodo con la apertura del nuevo hostal. La unión del barrio puede contribuir a frenar dichos procesos, aunque es sabido que la lucha contra el capital normalmente es muy complicada.
¿Mantiene el barrio un diálogo fluido con el Ayuntamiento?
Hace un año terminó el proceso participativo para redactar el siguiente plan comunitario que acababa en 2016. Un año después el Ayuntamiento aún no lo ha enviado, por lo que ahora mismo estamos sin plan comunitario. El diálogo con el Ayuntamiento es fluido a pesar de esto. El evento ‘Hirian’ que se desarrolló en junio es un claro ejemplo de esto. La coordinadora se sumó a una queja, pero no por el contenido del festival, que nos parece muy adecuado, sino porque las formas no fueron adecuadas. La primera acción impulsada por el Ayuntamiento fue impulsar un macro-evento cultural para el barrio sin contar con el barrio. Nadie tenía ni idea. Ellos vendieron este festival con un discurso propio del trabajo del barrio.

LOS VECINOS TOMAN LA PALABRA

Andrea Valle Borrego
Borja López Aguirre
